Mi corazón aún se estremece al recordar ese día. Recuerdo esa madre sollozando y pidiendo oración por su hija quien había adoptado un estilo de vida lesbiano generando una angustia y tristeza desesperante en esa mujer. Todas las madres que nos reuníamos semanalmente a orar por nuestros hijos lloramos al empatizar con ella. Llegue a casa y no podía dejar de pensar en todo lo vivido. Tomé un papel y comencé a escribir. A continuación, el poema Madre no te rindas.
Madre no te rindas, por favor te ruego. Porque aún hay vida porque aún hay sueños. Porque hay esperanza porque aún hay tiempo, Y alguien que te dice Yo soy tu sustento. Esto es una guerra y arrecia el fuego, el combate es duro y amenaza fiero. No tengo ya fuerzas Mira que perezco, son muchas las dudas mucho el desaliento. Me abate la angustia y el sufrimiento de ver a mis hijos apartarse lejos en las garras viles de este mundo incierto. Pero tú me oíste y viniste presto a enjugar mi llanto y traer consuelo a mi alma herida y corazón maltrecho. No llores me dices no tengas más miedo. Mira que por ellos vivo intercediendo. ante el Padre eterno y ante el universo. Ellos son mis hijos y tengo un ejército. Ángeles que luchan en cada momento cuidando sus almas, y también sus cuerpos. Madre no te rindas, por favor te ruego. Cree en mis palabras y aférrate a ellas. Serán tu arma perfecta en tus desalientos. Y recuerda siempre que fue por tus hijos que vine a este mundo a morir por ellos.
Marilu I Rodriguez
Junio 27, 2015