Caminando afuera un día un niño miró a su mamá y le preguntó:

Mamá, ¿cuánto me amas?

Sorprendida por la pregunta pero sin demora, ella respondió

con una sonrisa . . .

Te amo más allá del vuelo más alto que un ave jamás voló.

Te amo más allá de la copa más alta que un árbol jamás alcanzó.

Te amo más allá del camino más largo que jamás existió.

Te amo más allá del esplendor que una flor jamás mostró.

Te amo más allá de la fuerza con la que un viento jamás sopló.

Te amo más llena que toda luna llena has visto.

Te amo más allá del brillo con el que una estrella jamás lució.

Luego, ella lo abrazó con todo su cariño y el sintió su amor a

rodear y gentilmente le susurró, ¿sabes qué mamá? . . .

Te amo más!

Te amo más que nada en este inmenso mundo.

Caminando afuera un día una madre miró a su niño y le preguntó:

Hijo, ¿cuánto me amas?

Como estaba listo para su pregunta, el niño le tomó la mano y empezó . . .

Te amo más allá del silencio con el que una oruga jamás se movió.

Te amo más allá de la distancia que una rana jamás saltó.

Te amo más allá del tamaño más grande que una burbuja jamás alcanzó.

Te amo más allá del vuelo más libre que un papalote jamás voló.

Te amo más allá de la velocidad con lo que un columpio jamás se meció.

Te amo más allá del encanto que una canción jamás provocó.

Te amo más allá del cuello más largo que una jirafa jamás estiró.

Te amo más allá de lo que un corazón jamás sintió.

Luego, él la abrazó con todo su cariño y ella sintió su amor a rodear

y gentilmente le susurró, ¿sabes qué hijo? . . .

Te amo más!

Te amo más que nada en este inmenso mundo.

Te quiero más, Laura Duksta